jueves, 30 de julio de 2009
Oscurantismo político
Respetando las excepciones,
que confirman la regla,
el ejercicio legislativo
que culmina hoy,
es para mi,
uno de los más oscuros momentos
de nuestra historia democrática.
No podemos jamás aceptar,
incluso a riesgo de ser descalificados,
como es costumbre en los últimos tiempos,
que nuestra legislatura,
con el nombre de Asamblea
con el sobrenombre de Congresillo,
y con el apellido de Comisión Legislativa,
haya dado paso a una serie de leyes,
de vital importancia,
sin que en su construcción,
se haya producido un debate,
un análisis jurídico,
un análisis técnico,
de sectores que tienen que decir,
que pueden y deben pronunciarse,
en proyectos de ley,
que se relacionan con aspectos
de orden técnico que dicen relación
con la vida de hombres y mujeres
de este país.
No llego a entender
la contradicción existente,
pues se criticaron duramente
los viejos modelos de ejercicio legislativo
en tiempos en el que el difunto Congreso
con calificativo de “aplanadora”
aprobada o desaprobaba las cosas
con sangre fría e inmoral.
Recuerdo las críticas,
a la ausencia de la función fiscalizadora,
al equilibrio que un poder legislativo
tiene que plantear en una democracia real,
a la especialidad que tienen que desarrollar
al momento de construir cuerpos legales
que luego generan efectos tales
que mejoran o empeoran la vida nacional.
No me olvido de esas críticas
y asisto perplejo,
a la vida de este Congresillo,
que ha hecho y desecho
sin medir el real efecto
de todos sus actos.
Que nada ha dicho
en su función fiscalizadora.
Me da mucha pena decirlo,
siento dolor de corazón
al comprobarlo y verlo,
pues esta no es la Patria que soñamos,
o que prometieron entregarnos
al momento de buscar nuestro voto
o nuestro apoyo ciudadano.
Respetando las excepciones,
que confirman la regla,
el ejercicio legislativo
que culmina hoy,
es para mi,
uno de los más oscuros momentos
de nuestra historia democrática.
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