jueves, 4 de enero de 2024

El complejo arte, de cumplir con el deber

Cuando los que gobiernan hacen lo que deben, 

los gobernados no hacen lo que quieren

Refranero popular

Al deber, 

lo podemos mirar

desde ópticas diversas:

obligación, devoción,

compromiso, maldición.


Lo cierto es que está allí,

presente en lo que hacemos

y en lo que dejamos de hacer.


Si somos hijos,

el deber es serlo en su plenitud,

con derechos y obligaciones.

Lo mismo ocurre con los padres,

con los que cuidan de sus mayores,

con quienes tienen esa responsabilidad.


Si estudiamos,

el deber es serlo en su plenitud,

valorando la dicha de poder aprender

y aprender a aprender siempre.


Si enseñamos,

el deber es hacerlo en su plenitud,

sembrando la capacidad,

en ese educando,

de dudar siempre

y de siempre aprender a aprender.


Si eres empleado,

si eres empleador,

cumplir el deber,

no debe ser una obligación.

Cumplir tu rol, crear,

soñar, hacer mejor aquel lugar,

donde trabajas

y donde la gente trabaja para ti.


Si eres político en ejercicio,

y has recibido el voto popular,

cumplir el deber, 

debería ser la más común de las obligaciones.

Cumplir la ley, cuidar del dinero público,

cumplir tu promesa de campaña

y no robar: tiempo, dinero ni ilusiones

y trabajar sin descanso y sin esperar

ninguna otra cosa que tu sueldo mensual.


Es complejo el arte de cumplir el deber,

en un mundo de populismo, 

facilismo, corrupción e ignominia.


Cumpla cada uno, 

y andará bien el mundo,

nos recuerda el refranero popular.


No hay comentarios: