La amistad perdona la distancia, al revés que el amor
Care Santos
Habían pasado muchos años,
algunos en silencio,
otros, quizá menos callados,
pero eran años,
de aquel abrazo
con el que se suponía,
volveríamos a vernos -pronto-
Habían pasado muchos años,
mientras vivíamos nuestros tiempos,
nuestros mundos, nuestros momentos.
Algo sabíamos,
de aquel querido amigo
que transitó su camino,
pero nada más… (algo sabíamos)
El reencuentro ha sido,
profundo, impactante,
por momentos brutal.
Poner sobre la mesa lo vivido,
reír por lo que fue,
entender lo que pasó,
en la vida de cada cual
y compartir aquello
que el corazón no cuenta a cualquiera.
Allí estaba esa amistad,
esa hermandad,
descansando tranquila
hasta ser despertada.
El corazón como que llora,
y las razones sobran:
lo bueno y lo malo.
Pero está,
está la amistad y la hermandad,
como un calmante,
como una medicina del alma,
mientras se vive la vida,
y la vida nos pasa o arrasa.
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