Las dictaduras
políticas y las cruzadas religiosas comparten tres móviles: Los intereses de la
clase dominante que las impulsa, la imposición de creencias fundamentalistas y
las aberraciones y crueldades cometidas en su nombre.
José Luis Rodríguez
Jiménez
Dos jóvenes,
cuyo corazón
se encuentra
secuestrado
por ideas extremas
que incitan al odio,
al exterminio y
destrucción,
aprovechan el momento
y asesinan a gente
inocente
con el simple pretexto
que lo hacen en el
nombre de Dios.
En el nombre de Dios,
todos los días,
durante la historia de
nuestras vidas,
y de las vidas pasadas,
desgraciadamente
también de las futuras,
Dios será el pretexto,
para cometer con acto
extremo,
para asesinar, torturar
y atentar
contra la vida y la
dignidad humana.
El fundamentalismo,
cualquiera sea su
apellido:
político, cultural o
religioso,
es una peligrosa
tendencia
que toma fuerza sobre
todo
en la mente y en el
corazón
que quien no tiene
clara su misión,
su autoestima y su
manera de ser.
El fundamentalismo,
anula cualquier
capacidad de raciocinio,
cualquier intento de
duda,
cualquier
cuestionamiento
a un mensaje, a una
palabra,
que impone y dispone
un comportamiento
extremo.
El fundamentalista,
es un predicador
y también un agitador,
está en busca de mentes
y corazones
que hagan fuerte su
mensaje,
que lo validen,
que lo ejecuten,
que lo hagan suyo,
que busquen a otros
para que se sumen
a la causa
fundamentalista
que invoca una fuerza
suprema
como fuente eterna
de un mensaje violento.
Los fundamentalismos,
tan presentes en
nuestros días
atentan contra las
libertades,
contra el libre
pensamiento,
contra la libertad de
la palabra,
contra la dignidad y
honra humana.
Los fundamentalismos,
transforman la palabra
en dogmas imposibles de
mirar,
analizar y opinar.
Movidos por el
fundamentalismo,
los políticos imponen
ideas
transformados en una
especie de mesías
que convierte su palabra
en un mensaje divino,
el cual no admite nada
en contra,
ningún cuestionamiento
ninguna duda.
Movidos por el
fundamentalismo,
las ideas religiosas
extremas,
se toman por asalto
el corazón de las
personas,
y los hacen creer
que son portadores únicos
de un mensaje puro,
que buscará por
cualquier medio,
castigar al impío,
y al pecador.
Movidos por el
fundamentalismo,
existe la tendencia
de imponer modelos
culturales y sociales
que irrespetan la
diversidad
y también la identidad
de cada persona.
Ahí están,
no están ocultos,
están en el día a día,
son los
fundamentalismos,
y los fundamentalistas,
que esperan contar con
aliados
y con practicantes que
hagan fuerte
su mensaje de
violencia.
Hasta la próxima
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