jueves, 20 de noviembre de 2008
A Mónica Hidalgo...
Te has ido,
o quizá solo
tu cuerpo terrenal,
y nos dejas
un espíritu de gozo,
una sonrisa angelical.
Vienen a mi mente,
los momentos, los tiempos,
las horas vividas,
compartidas y reídas,
donde la vida era
las risas y sonrisas,
los amigos, los proyectos,
los anhelos sin prisas.
Y luego con el paso del tiempo,
nos encontramos siempre,
y hablamos alegremente
del pasado, del presente
y de un futuro lejano,
que pensábamos ajenos
a los actuales hechos,
y… entonces
seguiríamos encontrándonos
y riendo de las cosas que causan risa,
y alejándonos de las penas,
pues nuestra agenda
no incluía jamás las penas,
quizá eso marcó esta amistad
esta hermandad que ahora
empieza a ser eterna.
Te vas y nos dejas,
la sonrisa en la boca,
la alegría para compartirla,
la sencillez para sentirla,
el recuerdo para sentirlo,
la dulzura para calmar
a un corazón que intenta latir
agotado por el dolor.
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