jueves, 14 de marzo de 2024

La ética, ¿sirve de algo?

Quienes ejecutamos esta profesión

no podemos permitir que se gane de cualquier manera

Marcelo Bielsa

Quizá, una buena parte de la sociedad.

justifica su accionar 

a través de aquella máxima que reza:

que el fin justifica los medios.

Parecería que las metas se logran,

los deseos se cumplen,

las venganzas se ejecutan,

las ambiciones se hacen realidad,

sin detenerse a pensar,

en la forma o formas

de lograr aquello que queremos,

y aquello que nos hacen desear,

o aquello que buscamos lograr

porque “vida hay una sola”.


El ejercicio de la política,

no puede estar más salpicado

de conductas, hechos y acciones

que nos llevan a pensar

que pocas conciencias quedan,

-en el mundo de la política-

dispuestas a ejercer

su trabajo y accionar

en beneficio de su sociedad,

sin esperar o buscar nada a cambio,

sin vender su alma al mejor postor,

sin llegar a convertirse

en testaferros de mafias,

que buscan lucrar en medio de la impunidad.


Otras instituciones del Estado,

también se encuentran comprometidas

al momento de analizar 

las actuaciones de sus funcionarios.

Sus acciones y omisiones,

¿a quiénes benefician y por qué?,

a muchos, seguramente,

menos a quienes deberían:

los ciudadanos, comunes y corrientes.


Se han roto todos los límites,

el dinero del crimen organizado,

todo lo compra,

quizá porque llegó a entender

que la ambición es una enfermedad

que crece sin medida, sin clemencia.


Por desgracia,

esto no solamente sucede,

en las altas esferas del poder.

Los ciudadanos también

contribuimos a la crisis

cuando evadimos impuestos,

irrespetamos las normas de tránsito,

olvidamos o desconocemos

las normas de urbanidad,

robamos el tiempo de nuestro trabajo,

nos reímos de la llamada “viveza criolla”

aplaudiéndola y celebrándola,

y lo que es peor,

ese ejemplo los damos

a los más pequeños,

a los que vienen detrás,

a los que dentro de poco

llegarán a gobernar y trabajar,

en pequeños o grandes territorios,

en pequeñas o grandes instituciones.


Sin ética, esto que cuento,

crecerá sin parar.

Con ética, con buenas costumbres,

pasada la vergüenza de reconocer estas acciones,

empezaremos a construir

una verdadera sociedad.

 

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