No hay tranquilidad,
de la forma que sea
para vivir esta vida,
para pasar estos días.
Es una condena
a vivir,
en medio de melancolías,
de tristezas
y de situaciones complejas.
Extraño
aquella hora de la negra noche,
donde mi cuerpo me abandona
y se entrega pleno
al dulce sabor del silencio
y a la profundidad de un sueño,
que terminará pronto,
para dar paso, nuevamente,
a la complejidad que significa,
vivir esta vida.
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