La salud es la mayor posesión.
La alegría es el mayor tesoro.
La confianza es el mayor amigo.
Lao Tzu
La búsqueda de posesiones,
materiales y terrenales,
nos lleva muchas veces,
a olvidar el verdadero significado
de otras posesiones,
que son, por decirlo de alguna forma, vitales.
Si esa búsqueda
es desmedida e ignorante,
nos llevará solamente
a tener por tener,
a tener más que otros,
y a tener, por cualquier medio.
Entonces el corazón y el alma,
se secarán poco a poco.
Debemos reorientar,
u orientar simplemente,
a cuidar la salud,
como la mayor posesión,
que tenemos ante nuestros ojos.
La salud del cuerpo,
la salud de la mente
y la salud del corazón.
Es un ejercicio diario,
un estado de conciencia permanente,
un alimentar el auto estima,
un auto cuidado constante.
Eso debe acompañarse con alegría,
es decir, con ánimo, optimismo,
con un levantarse ante las caídas.
Esto de la alegría es un tesoro,
porque es algo así como alquimia:
cómo transformar los momentos complejos,
las situaciones difíciles,
los sentimientos negativos,
en energía para construir,
para dejar de lado los resentimientos,
las quejas y los “no puedo”,
por el “vamos a intentarlo
una y otra vez”.
La alegría es un tesoro,
porque nos recuerda,
que las cosas hermosas de la vida,
están más cerca de lo que pensamos,
y que la alegría,
será parte de nuestra buena salud.
No quiere decir reír siempre,
sino, no olvidar reír y sonreír,
y sentir los momentos hermosos de la vida.
Finalmente,
y no porque no haya más.
Hay mucho por descubrir,
pero por ahora,
diremos que ese camino
nos debe permitir
tallar, pulir y dar forma
a una gran amiga y compañera:
la confianza.
Sabernos imperfectos
y por tanto,
saber de la imperfección de nuestros actos
no puede limitar jamás,
la confianza del hacer.
la confianza del construir,
la confianza de caminar.
Confianza traducida,
sobre todo en: creer en nosotros,
en no olvidarnos de cuidarnos,
de sentir alegría
y de vivir cada segundo,
como el mejor segundo de nuestras vidas.
No son bonitas palabras,
porque si las vemos así,
estaremos lejos
de hacerlas verdad.
Si las vemos como posibles,
como reales,
como retos y una fórmula de vida,
ya estamos en el camino,
haciendo frente
a lo que el camino ponga,
porque no estamos solos,
porque nuestro corazón
estará sano, alegre y confiado.
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