Regresó de pronto,
al lugar de partida,
al inicio mismo,
de su amor eterno.
Regresó al lugar de las palabras,
al lugar de las noches eternas,
de las caricias al viento,
de los deseos del alma.
Regresó,
porque regresar es
volver a la sencillez de un amor,
que nació eterno sin saberlo,
que creció intenso como el viento,
que vive por siempre
en sus corazones de cielo.
Regresó,
como regresa el mar hacia adentro,
como el hijo pródigo,
como el amor eterno.
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