Los políticos
tímidos e interesados se preocupan mucho más de la seguridad de sus puestos que
de la seguridad de su país
Thomas Maucalay
No es un tema de afinidad,
o de critica al gobierno,
es un asunto nacional,
el tema de la seguridad,
de la garantía de los derechos,
de las libertades,
y de las obligaciones ciudadanas.
Hechos ocurridos
en los ultimos tiempos
nos hacen dudar,
sobre un sistema de seguridad
en el territorio nacional.
El sistema penitenciario,
el sistema de rehabilitación social,
no ha cambiado,
a pesar de los años y las promesas,
las cárceles, son cada vez más,
jaulas donde se encierran a personas,
a familias, a ilusiones y esperanzas.
Sin un sistema humano y responsable
de rehabilitación social,
la seguridad nacional
no será posible,
faltará siempre algo,
y ese algo es,
tener una nueva oportunidad.
Otra preocupación
en crecimento
son las noticias sobre aviones
que sin permiso vuelan,
en cielo nacional,
y que son vinculados
a redes internacionales de narcotráfico,
confirmando con ello
operaciones de todo tipo
de tráfico de drogas,
de tráfico de influencias,
de institucionalización
de carteles de droga
en un país,
en el que la poblacion rural
en el que la población indefensa,
es presa de ofertas y propuestas
de delincuentes nacionales y de fuera,
que pagan por callar,
que pagan por ayudar,
que callan para apoyar,
sus ilegales actividades.
Se camina a la inseguridad,
cuando el país no da señales,
de saber enfrentar
a narcotraficantes y mafias,
que en otros países
se han tomado las instituciones
de la justicia, de la seguridad ciudadana
y de la administración pública.
No hay responsables,
hay hechos graves de narcotráfico,
pero no hay responsables,
los cabecillas,
los dueños de la droga,
jamás aparecen,
jamás se capturan,
porque quien habla,
corre el riesgo de muerte.
La inseguridad se siente,
cuando no hay control
de aquellos conductores suicidas,
de aquellos dueños de unidades
de transporte público
que no prestan las garantías
para un servicio adecuado
y seguro para los ciudadanos.
Las calles y vías,
serán inseguras mientras se crea
o se piense que son para vehículos
y no para seres humanos.
La inseguridad se siente
cuando la transición de la justicia
tarda y no llega,
es confusa y compleja,
y cuando se siente
la presión de otros poderes del estado,
cuando lo que la justicia necesita,
es libertad para actuar,
responsabilidad para sentenciar,
y humanidad para administrar
los problemas que son puestos en su conocimiento.
A ello se suma,
el hecho de que las fuerzas del orden,
policías y militares,
deban estar permanentemente preparados,
para asistir, para ayudar,
para proteger, para convivir,
con todos los ciudadanos.
No puede haber distanciamientos,
no puede haber distancia
entre policías y ciudadanos.
Debe haber confianza,
debe haber diálogo,
debe haber colaboración.
Hay un camino a la inseguridad
que se puede reorientar
si contribuímos con elementos
de cultura de paz,
que no es otro,
como el devolver a la ética y los valores
básicos y fundamentales
el sitio que se merecen
en nuestros corazones,
en nuestros ideales,
en nuestras actuaciones,
en nuestra vida diaria.
No hay caminos para la paz,
la paz es el camino,
nos lo recordaba siempre
Mahatma Gandhi,
como un llamado constante,
a combatir la violencia y la inseguridad
con la fuerza de la noviolencia
con la fuerza de los derechos humanos,
con la fuerza del amor a la humanidad.
La paz es el camino,
es la invitación a vivir
como quisiéramos que otros vivan,
a hacer a otros,
lo que quisiéramos que otros
hagan por nosotros.
Solo así,
la inseguridad, que es violencia,
poco a poco cederá.
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