Quizá si callara,
los dolores del alma,
sería más llevadera
la jornada de la vida.
Quizá si en lugar de escribir,
me tragaría las palabras,
pudiese encontrar la paz.
Quizá,
si dejará de lado los “quizá”,
no hubiesen preguntas,
cuestionamientos o demás.
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