viernes, 14 de marzo de 2025

La perfección de la imperfección

Nada es perfecto

nada es permanente

nada está completo

Wabi Sabi,  filosofía budista  Zen



Reglas que llegan

para quedarse

y que dicen

cómo debe ser

y cómo debemos ser,

para asociar eso que somos

a un ideal de realización

y a un ideal de felicidad.


Si somos de tal manera,

de tal forma.

Si actuamos como nos dicen,

si opinamos como esperan que lo hagamos.

Si hacemos

lo que esperan que hagamos,

entonces encajamos,

entonces nos validan

y, lo que es peor,

sentimos que nos validamos…

así eso que hagamos

no nos llene,

no nos de vida,

y no ayude a realizarnos.


Podríamos pasar 

-la vida entera-

tratando de encajar

en moldes irreales,

en esquemas y modelos

supuestamente perfectos,

recriminándonos por ser

como somos,

perdiéndonos el gusto

de ver en la imperfección

una forma de perfección,

propia y única.


Porque la vida pasa,

y con ella

pasamos nosotros,

transformándonos 

llenos de huellas,

cicatrices e historias.


Aprender a comprendernos,

amar las imperfecciones

que nos definen.

Convivir,

a pesar de los estereotipos

y entender

que esa vida vivida

nos tiene que importar a nosotros,

nos tiene que gustar,

nos tiene que importar.


La perfección de la imperfección

es una suerte de estética humana,

que se mira en clave propia,

y por ello su belleza.


Abrazamos la imperfección,

y en ese abrazo

la transformamos

y la hacemos tan nuestra

que deja de doler.


Sin que ello signifique

dejar de pulir,

dejar de desbastar

un ser humano

que se necesita trabajar

para mantenerse vivo,

imperfecto, transitorio

e incompleto,

pero también,

con la capacidad

de amar 

y de sentir felicidad.



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