El poder está bien, y la estupidez es, por lo general, inofensiva.
Pero el poder y la estupidez juntos son peligrosos
Patrick Rothfuss
Asociar ideas,
buscar información,
contrastar información.
Preparación para comprender
o para razonar.
Dedicar tiempo y esfuerzo
al pensamiento crítico.
Prudencia, paciencia,
empatía, aceptación del error,
dudar de lo aprendido,
dudar de lo oído,
dudar de lo leído.
Todos estos hábitos,
y su práctica diaria
o frecuente,
podrán evitar
que se nos considere
estúpidos,
en el sentido de
ser vagos y negligentes
en nuestro rol de seres humanos,
ciudadanos, miembros o parte,
de una familia, barrio, comunidad,
ciudad, país, humanidad.
La balanza se inclina,
con tristeza y velocidad
hacia la carencia o deficiencia
para pensar y actuar
de manera inteligente
y también sensata,
haciendo evidente
una peligrosa estupidez
que cual estampida macabra
acepta y cree
todo lo que escucha,
mira y lee.
Actuando con desconocimiento,
desinformación e ignorancia.
El poder lo entendió,
y entendió la fórmula:
distracción y engaño.
Ingredientes ideales
para transformar en real
lo irreal,
y enmascarar al mal,
con la careta del bien.
Estamos tan ocupados,
en estar ocupados.
Distraídos, desinformados,
ignorantes, presas de la estupidez,
que perdemos el sentido
y la capacidad de reflexionar,
de pensar, de criticar,
de discernir, de actuar,
de sentir y de actuar
como verdaderos seres humanos.
¿Qué podemos hacer?
Empezar, ¿por dónde?
por nosotros mismos.
¿Cómo?
Un examen de conciencia
que nos permita responder,
en qué nivel de preocupación
por nuestra naturaleza,
vida y planeta nos encontramos
y qué esperamos para actuar,
primero en nosotros
y luego en nuestro entorno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario