¿Adónde van los desaparecidos?
Busca en el agua y en los matorrales
¿Y por qué es que se desaparecen?
Porque no todos somos iguales
¿Y cuándo vuelve el desaparecido?
Cada vez que lo trae el pensamiento
¿Cómo se le habla al desaparecido?
Con la emoción apretando por dentro
Rubén Blades (desapariciones)
Nada es igual,
decía la abuela;
si alguien muere,
lo lloramos y lo enterramos,
pero si alguien desaparece,
si a alguien nos lo hacen desaparecer
entonces el infierno llega
y no hay paz
que calme el dolor del alma.
Así la abuela,
lloraba ya sin lágrimas,
al contar y volver a contar
el dolor que siente
el dolor que se siente
cuando a alguien
“nos lo desaparecen”
y nadie,
absolutamente nadie,
puede ayudar,
peor aún… informar.
Las listas de los desaparecidos,
se empolvan
en los estantes
de las instituciones del Estado,
que tienen el deber
de investigar
de aclarar cada una
de esas desapariciones.
Si en la desaparición,
están involucrados
cuerpos de seguridad
de un Estado
el espíritu de equipo es tal,
que nadie dice nada,
tornando al dolor
en desesperación.
Las listas de desaparecidos crecen,
las investigaciones
las debilita el tiempo.
Los gobernantes
con su silencio,
las instituciones de seguridad
con su inacción,
transforman a la desaparición,
en una estadística más.
Padres que han muerto,
esperando que aparezcan
sus hijos desaparecidos.
Familiares que han muerto,
esperando la llegada
de sus desaparecidos.
Familias que piden,
saber la verdad
y también el lugar
en donde sus desaparecidos están,
vivos… o muertos,
pero saber dónde están
y qué pasó con ellos.
El dolor no será menos,
pero será más llevadero.
Por nuestros hijos,
hasta la vida.
Gritaron por años
dos padres desesperados.
La verdad nunca llegó...
la que llegó fue la muerte
y se llevó a los padres.
Lo que no puede morir,
es la voz de una sociedad,
que debe gritar y actuar
por la justicia,
la verdad y la paz.
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