Ser valiente no requiere cualidades excepcionales.
Es oportunidad que a todos se ofrece. A los políticos especialmente.
John Kennedy
Mas de cinco mil autoridades,
locales y provinciales
tomaron posesión en el país.
Se trata de aquellos que recibieron
la confianza popular
para poder gobernar,
lo que solemos llamar: la patria chica,
las provincias, los cantones, los sectores rurales.
Algunos llegan por primera vez,
otros ya, son expertos en lides
y en periodos de ejercicio en el poder.
Pero todos,
absolutamente todos,
tienen una oportunidad en sus manos,
una oportunidad de cambio,
de cambio para mejorar,
de cambio para servir mejor,
de cambio para bien,
para bien de todos,
del colectivo popular.
Todos representan,
por estos días y en este tiempo,
la esperanza de días mejores,
el ejemplo del político honesto,
el ejemplo del ejercicio público,
sin corrupción alguna,
sin parecido alguno
a aquellas administraciones
que no solo robaron dinero,
sino robaron oportunidades,
anhelos y esperanza populares.
Todos representan,
otra oportunidad,
una oportunidad más,
que damos los ciudadanos,
a los políticos en el poder,
para que hagan las cosas bien.
Otra oportunidad que poco espera del tiempo,
porque hay tanto por hacer
y es tan escaso,
no el dinero,
sino el sentido común,
el trabajar por el bien de todos,
del progreso de una sociedad.
Una oportunidad,
una nueva oportunidad,
en la que esperamos no fallar,
tanto los que tiene el poder,
como los que se lo han entregado.
Seguir atentos las noticias,
las actuaciones,
las obras, la discusiones,
los planes, los proyectos,
las ejecuciones…
el cuidado del dinero,
la exigencia de las obligaciones,
el cumplimiento de los deberes.
Otra oportunidad,
y ojalá no sea una oportunidad perdida,
un tiro al aire,
un elogio a la corrupción,
un tiempo de enriquecimiento ilícito,
un tiempo de irrespeto a los derechos.
Otra oportunidad para la democracia,
y para los demócratas,
no de palabras,
sino de obras.
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