Los que gritan: ¡Fraternidad!, apenas si saben lo que significa. La fraternidad exige firmeza de costumbres y de carácter, y una austeridad pura, de la cual hoy día se tiene una idea muy vaga.
Michelet
Es un ideal,
quizá lejano
aquel que busca
la fraternidad
del continente Latinoamericano.
Lejano porque así se muestran,
así lo dicen,
así lo comentan
quienes nos gobiernan.
Unos quizá mas prudentes,
otros chabacanos.
Unos mas sencillos,
otros complicados.
Unos respetuosos,
otros malcriados,
así son los gobernantes
latinoamericanos.
Y es que Latinoamérica
no logra construir
no logra concretar
una agenda común
una agenda de desarrollo,
pues suelen siempre aflorar,
los viejos conflictos de territorio,
las nuevas ansias de poder,
la influencia de mafias,
de guerrillas, de traficantes por doquier.
Mientras en el mundo,
la política exterior
y las estrategias de negociación
nos muestran la conformación
de grandes bloques,
de grandes alianzas,
en Latinoamérica aún
no es posible hablar
con una sola voz.
Una Torre de Babel,
es quizá una analogía cercana,
que pueda graficar
lo que pasa en nuestra tierra Latinoamericana.
Y no porque la gente común y corriente,
no quiera y no pueda pensar en un solo continente,
lo que impide la fraternidad Latinoamericana
son los intereses de las clases privilegiadas,
que se traducen en las mafias armadas,
en las narcoguerrillas asesinas,
en los entramados de corrupción pública,
en lo negociados de poder,
del petróleo, de los minerales,
de la ecología y los animales.
Pero sobre todo,
el mayor enemigo
de la fraternidad latinoamericana
es la cruenta ignorancia
que provoca la ceguera y la sordera ciudadana,
impidiendo ver el camino sin destino,
impidiendo oír la mentira en las palabras.
Pareciera ser
que se pretender ocultar
la pésima gestión,
el robo, el abuso y la corrupción,
mediante costosas campañas mediáticas
declaraciones, acusaciones y amenazas
contra cualquiera que busque un a explicación.
Hoy el tema de discusión
de la agenda latinoamericana,
es la posible guerra avisada
entre pueblos hermanos
entre gente de una misma nación.
Los cuarteles amamantados
por la política y el poder,
se frotan las manos,
calientan motores,
quieren ser los “salvadores” del rey.
Que tristeza tan grande,
que espectáculo bochornoso,
hablar de guerra y de odio,
cuando la gente sin tierra,
cuando la gente enferma,
cuando la gente muere
por no tener comida ni salud mínima,
cuando la gente no estudia,
cuando la gente no entiende
de nada de lo que los políticos hablan,
preguntándose en el fondo del alma,
¿cuál será la razón de su desgracia?.
Lejana es,
para los amantes del poder,
la fraternidad Latinoamericana.
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