No necesitas un día,
los tienes todos,
en tu regazo, en tus manos.
Has tenido los días siempre,
aunque quizá
muchos... te han sido ajenos -robados-.
Lo que de verdad se necesita
es acabar con la miopía
que impide verte toda
como en verdad eres:
fuente de vida,
inspiración bendita,
amor, calor, comprensión,
coraje, deseo y pasión.
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