No habrá paz,
si quienes la predican
hacen uso del poder
para dividir,
para generar odios,
para armar a los civiles,
para confundir a los niños,
para aterrar a los desvalidos.
No habrá paz,
si los ciudadanos
no nos asumimos
como sus beneficiarios
y trabajamos por ella
día a día,
cada momento de nuestra vida.
No habrá paz,
si no reparamos
en que para conseguirla
es necesario el sacrificio
el trabajo intenso,
pero a la vez
el amor a prójimo,
el respeto,
la consideración
y la entrega
por lo que amamos…
por los que amamos.
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