Hoy te vi,
y en esos ojos,
reflejados miré,
los años pasados,
las cosas vividas.
Suspiré tranquilo...
pues tu puerto es mío,
y el mío tuyo.
En tiempos de borrasca,
hay donde atracar
tranquilos.
Ay! de quienes
que en momentos aciagos,
no tenga un puerto,
ni siquiera una mano,
que aligere el peso.
Mejor sería
abandonar el mundo,
dejar atrás la vida,
pues sin amor,
no tiene razón esta vía.
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