jueves, 10 de enero de 2008
Dudas y temores (Cartas a Santiago, mi hijo)
Esta es una especie de diario,
que leerás en oportunos momentos,
las cartas que te dirijo,
son primero para mí,
y luego tuyas,
por ello pensando,
meditando las horas,
los días que pasan,
quiero comentarte mis dudas,
quiero compartirte mis temores,
perdona que no hable de cosas personales,
quisiera hablarte de la Patria.
Hemos elegido una Asamblea,
y hemos designado unos asambleístas,
que tienen la misión primera
hacer de constitucionalistas,
redactar un texto constitucional
y transformar el marco institucional.
Los enardecidos electores
dieron una ganancia sin par,
al Presidente constitucional
y a los que le hicieron los honores.
El triunfo no amerita cuestionamientos,
la gente cansada de burlas,
dijo basta, “me han prometido un futuro,
tienen ustedes la confianza”.
Contribuyó a ello,
el desgaste político
de quienes año a año,
gobierno a gobierno,
hicieron de su ejercicio un vicio.
La patria cansada dijo ¡basta!,
necesitamos un cambio,
necesitamos mejorar,
el voto consignamos
para la Asamblea instalar.
Han pasado los días,
han pasado las horas,
la Asamblea instalada,
ha comenzado su obra,
y lo hecho con una figura singular:
la de la aplanadora,
aquella que tanto criticaron
aquella que dicen, odiaron,
pero los mayorías así son,
son como aplanadoras,
cuyo ejercicio consiste,
en aprobar unas ideas,
sin que medie entre ellas,
debate o discusión alguna.
Entonces las minorías,
que algunos califican
de pelucones,
se quedan a la deriva,
lamentado su debilidad
y su sinrazón indebida.
Y a esta Asamblea elegida,
que la Carta Magna debía,
redactar con diligencia debida,
se presentan todos y todas,
a pedir, a rendir cuentas,
a exigir enmiendas,
inmediatas y extremas.
Y entonces no entiendo….
la discusión constitucional se aleja,
se prefieren los mandatos,
las reformas legales,
y se dice que nadie,
podrá por ello juzgarles.
Entonces… dudas y temores aparecen,
y no sé si decirlas hijo mío,
pues si te manifiestas pensativo,
te dicen de todo,
te califican de todo,
menos de ciudadano,
menos de patriota,
parecería que a esta hora,
hay que aceptar la palabra,
hay que acatar el mandato,
de la mayoría asambleísta,
sin que quepa siquiera la duda,
pues no se ajusta a la figura
del ecuatoriano que la Patria apura.
Dudas y temores que en la mente asoman,
porque no entiendo la lógica del absoluto,
porque no comparto el comportamiento impuesto,
porque no concibo una diálogo de sordos,
porque no se puede decir que nuestros actos,
no podrán ser juzgados, no podrán ser criticados.
Dudas y temores, que creo sanas,
pues no me mueven intereses o ganas
de beneficios o ganancias
de favores o intereses.
Me mueven las ganas
de construir tu futuro,
de saber que tendrás siempre,
una educación liberadora,
una salud preventiva,
una familia unida,
una nación atrevida,
un país con futuro,
unos sueños posibles,
unas oportunidades iguales,
una justicia serena,
una mano amiga
y un corazón que te guía.
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