Ninguna decisión es final, todas se ramifican en otras
Jorge Luis Borges
Somos,
o deberíamos ser,
una suma de decisiones.
La supuesta comodidad
-de no hacer nada-
nos lleva a la nada.
Somos eso,
la suma de decisiones,
que son acciones.
Dejar de hacer,
es a la vez
una decisión, al final.
El camino es diverso,
a veces tranquilo,
otras complejo.
Para llegar al destino,
las rutas son varias,
diversas, diferentes,
desconocidas, transitadas
o agrestes.
Cuando caminas,
llegará el momento
de tomar decisiones:
a dónde ir, con quién ir,
para qué ir, por qué hacer
o no hacer algo,
por qué decir o no decir,
por qué actuar o no actuar,
muchos “por qués” en el camino.
Eres tú y tus decisiones,
que al final se traducirá:
en la suma de tus experiencias
y también tus vivencias.
¿Quién nos puede garantizar
que todo lo decidido sea ideal?
Nadie.
El camino y los caminos,
el andar y el desandar,
el llegar a encontrar sentido
al arte de caminar,
con el tiempo nos puede dejar
enseñanzas diversas,
una de ellas: aprender a decidir,
y vivir con las decisiones,
buenas o malas,
acertadas o desacertadas,
teniendo en cuenta siempre:
que lo peor es no hacer nada.
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