jueves, 21 de junio de 2018

Sobre segregaciones y maldades


Todos los hombres son iguales.
La diferencia entre ellos no está en su nacimiento, sino en su virtud
Voltaire
Ningún derecho humano será tal,
si solamente queda en el papel.
No habrán libertades, ni igualdades,
si los seres humanos no lo son.
Toda declaración,
a favor de la igualdad de la humanidad,
quedará en eso, en una declaración,
si no es posible pasar a la acción
y que las personas sintamos
que de verdad somos iguales en derechos,
oportunidades y responsabilidades.

Millones de personas en el mundo,
se ven obligadas,
a dejar su lugar de nacimiento,
su casa, su cultura, su familia,
su trabajo, sus estudios… su futuro,
porque un gobernante desgraciado,
ha destruido su vida y la vida de sus coterráneos.
Se ven obligados a huir,
a buscar nuevos lugares,
nuevos destinos para sobrevivir,
no para vivir… para sobrevivir.

Esos millones de personas,
son tratados como delincuentes,
como deshechos, como basura,
como maleantes o criminales.
Se les niega la entrada en las fronteras,
se los detiene, se los abusa, se los maltrata.

Mientras los parlamentos
de los países ricos,
discuten solamente en palabras,
cómo remediar el mal,
que es para ellos los movilizados,
los refugiados, los mal llamados “ilegales”.
Mientras eso pasa,
se pisotean los derechos y libertades,
de personas inocentes,
que sufren ya el trauma del desarraigo, 
y ahora sufren maltrato,
al punto de separar en jaulas,
a niños y a padres.

Las desigualdades,
nos traen estos males.
Mientras se dice que los migrantes
son los delincuentes,
olvidamos que los verdaderos delincuentes,
genocidas, terroristas y maleantes,
son aquellos gobernantes,
que han destruido sus países,
que han aniquilado la democracia,
que se han robado toda la plata,
que han asesinado, secuestrado y encarcelado,
a sus propios ciudadanos.
Esos son los verdaderos delincuentes,
ellos deben estar presos,
ellos deben regresar el dinero robado,
pedir perdón por sus crímenes,
recibir las penas por sus faltas,
dejar el poder,
para no seguir haciendo mal,
y obligar a sus ciudadanos a huir.

No podemos llamarnos iguales,
no podemos hablar de derechos,
no podemos estar tranquilos,
no podemos bajar las manos,
no podemos quedarnos callados,
si en el siglo veintiuno,
la segregación y la maldad,
son la forma de enfrentar
las incontenibles mareas humanas,
que intentan cruzar las fronteras,
buscar nuevos vientos,
nuevas oportunidades,
nuevos sueños,
nuevas esperanzas,
ante la crisis de sus países.

Triste es mirar,
que más importa un juego,
a  la realidad.
Que lloramos porque perdemos un partido,
y no por aquel niño,
separado de su familia,
que en su inocencia,
debe descubrir muy temprano,
que la miseria humana existe,
y existe en el corazón de los gobernantes,
de los que tienen el poder,
De aquellos que nos dicen que somos iguales,
mientras nos niegan nuestros derechos,
y nos regalan migajas de supuesta igualdad.

1 comentario:

Unknown dijo...

Estimado:
Muy buen análisis de la migración humana, sus causas y efectos, debemos atacar dichas causas con honestidad y humanismo, para que sus efectos no se repitan en ningún lugar del planeta.
Saludos