Hacer el
retrato de una ciudad es el trabajo de una vida y ninguna foto es suficiente,
porque la ciudad está cambiando siempre. Todo lo que hay en la ciudad es parte
de su historia: su cuerpo físico de ladrillo, piedra, acero, vidrio, madera,
como su sangre vital de hombres y mujeres que viven y respiran. Las calles, los
paisajes, la tragedia, la comedia, la pobreza, la riqueza.
Berenice Abbott
Esta ciudad,
donde crecí y viví,
aquella infancia
que pintó mi corazón
de colores y pasión
por las cosas buenas
por las cosas bellas,
por las cosas sencillas
que miraba en la ciudad,
que sentía en la ciudad.
Esta ciudad,
que miró nacer
que acogió en su seno
a mujeres y hombres
que han hecho historia
y que lo seguirán haciendo,
porque inspirados en su gloria
en aquella tierra mas linda de la tierra
la quieren, porque inspira
los sentimientos más profundos
por una vida,
por un mejor mundo.
Esta ciudad,
con su gente,
con sus paisajes,
con sus costumbres,
con su historia,
con sus calles,
con su vida diaria,
que evoca siempre
la sencillez de la vida,
la profundidad de la amistad,
la ternura de la familia.
Esta ciudad, si,
esta ciudad,
así de bella,
también está olvidada,
descuidada y desprotegida,
porque quienes recibieron
el mandato de un pueblo
que confió en ellos
la responsabilidad de cuidad,
de trabajar por la ciudad,
parece que lo olvidaron,
parece que dejaron de lado,
su promesa de trabajar
por el bien de la ciudad.
Esta ciudad se enfrenta,
al caos y al desorden,
al vendedor de la calle,
que sin organización alguna
que sin control y sin educación,
contribuye a todo
menos al orden y al trabajo digno.
Esta ciudad se enfrenta,
al la incapacidad de la autoridad
que nada o poco hace
por cuidar las calles,
las aceras, las avenidas,
los espacios verdes,
las obras públicas,
la salubridad,
la imagen de la ciudad.
Y lo que más duele,
es que….
esta ciudad, mira con tristeza
que sus hijos callan,
que sus hijos reclaman,
pero no de manera unida,
no de forma frontal,
ante aquella autoridad
que nada hizo y nada hará.
Si los hijos de esta ciudad,
no la hacen respetar,
poca esperanza podremos albergar,
poco futuro nos espera,
poco horizonte en el camino,
porque no basta
el recordar la historia,
de la ciudad del pasado,
de los hombres y mujeres
que la hicieron grande,
sino recordamos
que hay un presente
y un futuro
que debemos construir juntos
y no unos pocos
autollamados elegidos
que nada han hecho,
y nada harán.
Esta ciudad necesita de nosotros,
de todos,
pero no sentados,
no quejándose,
sino trabajando
y ejerciendo una ciudadanía responsable,
solidaria y trabajadora.
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