Si recuerdas algo,
haz que ese recuerdo
sirva para construir
y no… para destruir.
Semana como muchas
en la que se recuerda
o conmemora algo,
ya sea para la ciudad
o para el mundo de verdad.
Lo primero fue la fundación
de esta pequeñita ciudad,
de esta comarca grande,
que ha dado tanto a la Patria
que ha recibido poco de ella,
que se debate en una suerte
de recuerdos, de glorias,
de historias pasadas
que la hicieron grande,
y que quizá sirven de alimento
del presente y el futuro
intranquilo y taciturno,
a la espera de nuevas glorias
de nuevas historias
que hagan de la Patria Chica
una Patria Grande,
como el corazón de su juventud
que late intensamente.
Lo segundo trasciende
las fronteras patrias,
trasciende al mundo
trasciende a la vida misma,
pues en una ciudad
llamada Copenhague
se han dado cita
aquellos que más contaminan
para hablar de la Tierra
de la Hermana Tierra,
que enfrenta aún en estos días
la incredulidad de un fenómeno
llamado: calentamiento global.
Hay quienes no creen en él,
que lanzar teorías,
supuestamente científicas
que sustentan el hecho
de que la contaminación mundial
producto del modelo consumista
no afecta al clima de la tierra.
Tan importante es esta reunión,
como lo es el futuro del planeta,
de lo que se haga o deje de hacer,
lo que se decida o lo que se calle,
repercutirá en cada habitante,
en cada ser, del planeta Tierra.
Finalmente,
y no menos importante,
ha sido el recordar
los derechos humanos.
Aquel intento grato
que se atrevió a declarar
la igualdad de los ciudadanos,
la libertad de las personas,
el principio fundamental de la vida,
de las cosas que hacen al hombre
una persona digna.
Un recuerdo que duele,
en cada año que pasa,
pues descubres que la mentira
disfrazada de cordero
ataca una y otra vez
el ejercicio pleno
de los derechos humanos,
y donde se proclama la libertad
es donde menos se la tiene,
donde se habla de igualdad
es donde mas inequidad existe,
donde se promueve la vida,
es donde hay mas muertes.
Todavía en el siglo XXI
vivimos de glorias pasadas,
ante la ausencia de las presentes.
Todavía en el siglo XXI,
pensamos que el consumismo
no calienta al planeta.
Todavía en el siglo XXI,
sufre la gente
en manos de los tiranos
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