El odio es la violencia interior que no atiende sino a su propia voz
Bernardo Neustard
Quizá lo mejor de las fechas
que recuerdan un hecho
es mantener vivo el recuerdo
de un ideal que no conviene
olvidar… ¡jamás!.
Esta semana nos recordó
la atención que debemos
dar al fenómeno
de la violencia de género.
Una violencia que de inicio
parecería ser solamente en el cuerpo
en la piel amoratada,
por las heridas, las lesiones,
los golpes y las caras tristes.
Una violencia compleja
que se reduce
la mayoría de las veces
a los golpes
que se producen
como resultado
del abuso del alcohol,
de las drogas
y de relaciones
que degeneran en abusos.
Esa es la violencia
que podemos ver,
esa es la violencia
que se puede probar,
que se puede demandar
y que mal que bien
la autoridad pública
puede actuar,
puede salvar una vida…
una familia.
Pero hay que tener en cuenta
hay que estar alertas
de otra violencia
aquella invisible,
que afecta el corazón
que asesina el alma.
Esa violencia oculta
que acaba con la autoestima,
con las ganas de vivir
con la capacidad de amar,
con el deseo de superarse.
Una violencia psicológica
que usa el insulto,
la amenaza, la difamación,
la palabra desgraciada,
y frente a ello, hay poco que hacer
hay muy poco terreno para actuar
si la propia víctima no dice nada,
si la víctima no se revela
e intenta denunciar al victimario.
El esfuerzo está
en recuperar la palabra
la autoestima asesinada
y trabajar por desterrar
la violencia de género
sea cual fuera la forma,
la identidad del agresor,
su sexo, su posición social
o su intensión de atacar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario