Pisadas pesadas,
miradas perdidas,
la gente camina,
sin ánimo, sin vida.
Hay días como hoy
que no tiene sentido
vivir nuestra vida,
como si hacerlo fuera
un castigo divino.
Los pies de plomo llevo,
o al menos eso me han enseñado,
he olvidado soñar,
he olvidado anhelar,
he botado por la borda
cualquier intento humano
de querer construir mi mundo,
pero aún… cambiar el tuyo.
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