viernes, 16 de mayo de 2008
Demagogia (Cartas a Santiago, mi hijo)
Decir, suele ser señal de no hacer; como ladrar, lo es de no morder.
Del refranero popular
Hijo mío, hace ya días
que no te escribo algo,
quizá temas complejos,
son los que nos desvían.
Hay tantas cosas
que me preocupan,
sobre nuestra patria querida,
tantos que dicen tener
la razón y las respuestas
para llevarnos
a mejores días.
Cada día escucho
a quienes denuncian,
a quienes se quejan,
a quienes pregonan,
a quienes se apropian
de la palabra “pueblo”,
y bajo ese escudo
deciden por todos,
interpretan sentimientos
de los ecuatorianos.
Comparto contigo,
hijo mío,
mi preocupación plena
por desenmascarar
a los enemigos
de la democracia nacional.
La lista es larga
y lo peor, compleja
quienes atentan
noche y día
contra nuestra
democracia querida,
usan herramientas
potentes y filosas
como aquella llamada
demagogia.
Demagogia es una práctica
de la llamada política
consistente en ganarse
con halagos el favor de las gentes.
La demagogia es
una degeneración
de nuestra democracia,
consistente en que los políticos,
mediante concesiones y halagos
a los sentimientos elementales
de los ciudadanos,
tratan de llegar o mantener el poder.
Es un tipo perverso de oratoria,
que permite atraer
hacia los intereses propios
las opiniones de los demás
utilizando falacias
o argumentos,
aparentemente válidos que,
sin embargo,
tras un análisis de las circunstancias,
pueden resultar inválidos o simplistas.
La demagogia hijo mío,
hace creer a la gente
que el político trabaja,
que el legislador legisla,
que funcionario se preocupa
por todos y todas.
La demagogia hijo mío,
hace creer a la gente
que la ley dará trabajo,
que el reglamento
terminará con la injusticia,
que las palabras
acabarán con la corrupción,
que las frases bonitas
las fotos sonreídas
los mensajes de esperanza
serán quienes
pongan el pan en nuestras mesas.
La demagogia hijo mío,
hace creer a la gente
que no todos podemos
tener ideas buenas,
que solo unos cuantos
son los que interpretar pueden
los hechos, las cosas
que pasan y pesan
en nuestra diaria vida.
La demagogia también,
es destructora natural,
acaba con la honra
de las personas de bien,
pues hace alarde
de monumental oratoria
maquinada por fuerzas
oscuras y malditas,
que se aprovechan
de quien o de quienes
son mansas palomas
y escuchan sin pensar
y viven sin actuar.
Por eso hijo mío,
si ser libre quieres
si las buenas costumbres
sembrar pretendes,
no te olvides nunca
de desenmascarar
la demagogia,
actriz famosa
y terrorista perfecta
que matar busca siempre
a la democracia y su gente.
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