martes, 2 de octubre de 2007
Aung San Suu Kyi, algo más sobre esta líder
Tomado de: http://www.mujereshoy.com/secciones/826.shtml
La noticia de la detención de la líder opositora birmana y Premio Nobel de la Paz 1991, Aung San Suu Kyi, ocurrida recientemente, significa un duro golpe a las esperanzas de una apertura política en un país gobernado desde 1962 por una junta militar. La comunidad internacional teme por la vida de Suu Kyi.
En 2002, Aung San Suu Kyi fue liberada tras un año y medio de arresto domiciliario. No era la primera vez que esta mujer de 56 años de apariencia frágil y aspecto juvenil experimentaba este tipo de sanción. La primera vez que fue recluida en su casa, acusada de conspirar contra el régimen, fue en 1989. Durante seis años permaneció aislada, sin teléfono y con pocos contactos con el exterior.
Al salir libre de su segunda reclusión, la líder de la Liga Nacional para la Democracia (LND) declaró que el gobierno le había prometido libertad de movimientos, la liberación de cientos de presos políticos y conversaciones para llegar a un acuerdo político. Hoy estas promesas se esfumaron. Aung San Suu Kyi y un grupo de militantes de la Liga fueron apresados luego de violentos enfrentamientos durante una gira de trabajo por el país.
Fue un viaje trágico. Se estima que cerca de 100 personas fueron asesinadas, 50 heridas y un número indeterminado de militantes de la LND encarcelado. En este escenario, Suu Kyi fue detenida y se presume que ha sido llevada a una prisión militar “para su protección”. Hay versiones que aseguran que está herida.
Por la no violencia
Aung San Suu Kyi es, hoy por hoy, la mayor figura política de oposición en Birmania. Aún más, es un símbolo para quienes en el mundo entero siguen la doctrina de la no violencia. Cuando en 1991 Suu Kyi recibió el Premio Nobel de la Paz, la Academia Sueca reconoció en ella a una empecinada activista que “ha hecho una enorme contribución no violenta a la democracia”. Su vida es la mejor prueba de ello.
Descrita como una mujer fuerte y muy consecuente con sus ideas, Aung San Suu Kyi es heredera de una tradición familiar hecha de valor y compromiso. Nacida en Rangún en 1945, es hija del fundador del ejército, el general Aung San, considerado un héroe nacional por haber ayudado a terminar con el dominio inglés en Birmania. En 1947, a la edad de 32 años, fue acusado de traición por un rival político, siendo ejecutado posteriormente.
Hoy, la hija de Aung San conduce la segunda liberación de Birmania del poder de una junta militar enquistada desde 1962 y que mantiene al país bajo el terror y la censura. La primera juventud de San Sui Kyi transcurrió fuera de su país. En 1960 fue a la India acompañando a su madre que había sido designada embajadora en ese país. Sus estudios los hizo en el exterior y más tarde se graduó en Oxford, especializándose en literatura birmana, luego trabajó en Naciones Unidas por un tiempo.
Durante un viaje al Himalaya Oriental, conoció a Michel Aris, inglés que era tutor de la familia real e intérprete del gobierno. Se casaron en 1972. En esa oportunidad ella le hizo prometer a su esposo que la ayudaría a cumplir con su deber “si el pueblo me necesita”. Los acontecimientos que siguieron a su vuelta a Birmania requirieron que Michel Aris cumpliera con este compromiso.
Usando otros métodos
En el verano de 1988, Aung San Suu Kyi regresó a su país para visitar a su madre gravemente enferma. Durante su estancia presenció una serie de protestas estudiantiles contra el gobierno, las que pronto se convirtieron en un levantamiento general luego que la policía asesinara a un estudiante.
Suu Kyi no vaciló en unirse a la resistencia civil. En esa oportunidad declaró que lucharía por la democracia con métodos pacíficos, siendo nombrada líder de la Liga Nacional por la Democracia, el partido que en 1990 conquistó el 80 por ciento de los votos en las primeras elecciones libres desde 1962. Pero el gobierno militar se negó a reconocer los resultados y no entregó el poder.
Durante el tiempo que duraron las protestas, se incorporó una gran cantidad de mujeres, monjas budistas, estudiantes y amas de casa, que golpeando ollas y sartenes fueron la avanzada de la rebelión. En aquella oportunidad, la periodista birmana Maureen Aung-Thwin escribió que debido a la supremacía masculina en los partidos políticos, grupos de mujeres empezaron a conformar partidos femeninos, como la Fuerza Política Femenina Nacional y la Organización Nacional de las Mujeres Liberadas de Birmania.
Este último grupo conformó una agenda feminista “para terminar con la estrecha concepción de que las mujeres debían ocupar su tiempo en la cocina y ser responsables sólo de los deberes domésticos”. La posición de las mujeres dentro de la sociedad birmana, si bien ésta contempla una serie de derechos como el acceso a la educación y empleo, el peso de las tradiciones refrendadas por el budismo que es la religión oficial, las reduce a la condición de seres de segunda clase.
El partido de Aung San Suu Kyi atrajo a muchas mujeres jóvenes por tratarse un espacio que proclamaba la democracia y la participación plena de hombres y mujeres. Pero en la práctica, los hombres se las arreglaron para relegar a las mujeres a ocupaciones secundarias.
Un comienzo dramático
Cuando la Junta Militar accedió a realizar elecciones libres en 30 años, Aung San Suu Kyi decidió presentarse. Su solo nombre atrajo a grandes multitudes. Su discurso de no a la violencia cautivó a mucha gente. Siempre ha sostenido que “el pueblo de Birmania quiere libertad, pero en primer lugar quiere liberarse del temor”. Meses antes de las elecciones, el gobierno la recluyó bajo arresto domiciliario en su casa y le prohibió circular. Pese a ello, la LND obtuvo una aplastante victoria que encolerizó a los militares.
Su respuesta fue la cárcel y el exilio a Tailandia de cientos de correligionarios/as de Suu Kyi. En ese período, la mayoría de los locales partidarios de la Liga fueron clausurados. Uno de los costos más altos que tuvo que pagar la líder birmana, fue la separación indefinida de su marido y sus dos hijos, a quienes no vio en los siguientes seis años que duró su encierro.
Siguiendo un itinerario
A continuación una apretada síntesis del camino recorrido por esta valerosa mujer desde su primer encierro en 1989.
1988
Viaja a Birmania para asistir a su madre enferma de cáncer. Por la ventana de su casa ve las manifestaciones de los estudiantes pidiendo democracia y enarbolando el nombre de su padre Aung San. Resuelve no regresar a Londres y funda la Liga Nacional Democrática.
1989
Julio. Es arrestada “por poner en peligro al Estado”, cuando participaba en actividades de campaña en el norte de Birmania. Empieza a cumplir arresto domiciliario. Realiza una huelga de hambre de 12 días. El gobierno le ofrece liberarla a condición de que abandone voluntariamente el país. Ella se niega terminantemente. Se le corta el teléfono y prohibe visitas. Los pasaportes birmanos de sus dos hijos son cancelados y su esposo tiene prohibición de verla.
1990
Se realizan las primeras elecciones democráticas en 30 años y la Liga Nacional Democrática conquista el 80 por ciento de los votos. Este triunfo es opacado con una sangrienta represión, con cientos de personas en las cárceles y otras enviadas al exilio.
Se le otorga el Premio Sajarov a la Libertad de Pensamiento. Su hijo Kim, de 13 años, lo recibe en su nombre. El Presidente checo Vaclav Havel presenta su candidatura al Premio Nobel de la Paz.
1991
Julio. Amnistía Internacional la declara prisionera de conciencia.
Diciembre. La Academia Sueca le otorga el Premio Nobel de la Paz por su “contribución no violenta a la democracia”.
1992
Cumple tres años de arresto domiciliario. La Junta Militar no da señales de querer liberarla, pese al inmenso clamor internacional.
El 20 de julio, Birmania conmemora el Día de los Mártires correspondiente al 45 aniversario del asesinato de su héroe nacional, el luchador por la libertad, el General Aung San, pero su hija sigue presa.
1994
Agosto. En el quinto año de su detención, 13 premios Nobel de la Paz, en una carta dirigida a la Junta Militar, piden “Libertad para Suu Kyi”.
1995
Enero. En un mensaje que envía a la comunidad internacional asegura que no aceptará “ningún acuerdo secreto” con la Junta Militar para su liberación y que proseguirá en su combate por el restablecimiento de la democracia”.
Julio. Es liberada de su arresto domiciliario luego de seis años de castigo.
1996
Mayo. Denuncia la detención de 191 integrantes de su Partido. Se inicia una oleada de arrestos para impedir la realización del Congreso de la LND.
Suu Kyi inaugura el Congreso de la LND en el jardín de su casa. De los 300 diputados que ganaron las elecciones de 1990, 238 no pueden asistir por sufrir arresto. Pronuncia un discurso ante 400 delegados/as. “No lograrán nunca aniquilar los anhelos democráticos del pueblo birmano”, dijo.
Junio. La Liga Nacional Democrática realiza una gran concentración que reúne a cuatro mil simpatizantes. Sui Kyi dijo: “Hacemos esto para provocar al gobierno, porque es nuestra responsabilidad frente al pueblo”.
Julio. Se dirige a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), para que intervenga activamente a favor de la apertura de un diálogo democrático en Birmania.
Septiembre. Pese a las prohibiciones de concentraciones “ilegales”, cerca de 10 mil personas se reúnen frente a la casa de Suu Kyi, para apoyarla en su lucha. Esto lleva a la Junta a aislar a la líder durante dos días mientras son arrestadas 109 personas de su partido. Bloqueo en varias calles que llevan su casa por centenares de soldados. Su teléfono no responde.
Noviembre. Cuando se dirigía a una reunión de la Liga, unas 200 personas apedrean a la caravana de autos. Después se supo que muchas fueron pagadas por el gobierno, para lanzar piedras.
1997
Con motivo del aniversario nacional de Birmania, reitera su compromiso de seguir luchando por lograr la democracia. Continúan las restricciones impuestas a los partidos de la oposición.
1998
Agosto. Los militares ponen fin a las protestas por la fuerza.
Suu Kyi pasa ocho días sentada al interior de su automóvil, luego que se le impidiera el paso cuando se dirigía a una reunión partidaria a la localidad de Anyarsi, a las afueras de Rangún. Mediante la fuerza, el gobierno logra enviarla de regreso a su casa, “por consejo médico”.
Lanza un ultimatum exigiendo se permita reunir al Parlamento elegido en 1990.
2000
Septiembre. Nuevamente es puesta bajo arresto domiciliario después que intenta viajar fuera de Rangún, desafiando una prohibición expresa.
2002
Los militares liberan a Suu Kyi luego de un año y medio de detención domiciliaria, y anuncia que dejará en libertad a más de 600 presos políticos.
Meses después, Suu Kyi expresa su escepticismo ante los pocos avances logrados hasta ese momento. “Nos hemos visto forzados a cuestionar la sinceridad del Consejo Estatal para la Paz y el Desarrollo (SPDC, por sus siglas en inglés). Pienso que no hemos hecho ningún progreso. De hecho, creo que ha habido retrocesos”.
2003
Junio. Presión y enorme condena internacional ante la noticia de su nueva detención. Estados Unidos refuerza sus sanciones al gobierno de Birmania.
Como una vela encendida en la oscuridad, Aung San Suu Kyi sigue siendo la esperanza para Birmania.
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