miércoles, 9 de mayo de 2007
La Comisión de la Verdad
No es nueva la figura,
ha estado y está presente,
en democracias y países,
donde ha muerto la gente.
Y no sólo donde
la gente muere,
si no cuando esa gente,
indefensa a su suerte,
es vejada,
torturada,
aislada,
apresada,
y todo ello
sin respeto mínimo
de sus derechos,
de los derechos humanos.
La Comisión de la Verdad,
es la verdad de una sociedad,
es la ciudadanía plena,
que toma la historia
y la observa y analiza,
poniendo nombre a las cosas,
identificando a los asesinos.
Deja al descubierto
las mas vergonzosas
y míseras prácticas,
que amparadas
en la "Ley y el Orden"
dieron paso
a regímenes de
terror y hambre,
a regímenes de
miedo y violencia.
Hoy en el Ecuador,
se intenta averiguar
nuestro pasado de horror.
se lo hace mediante
una Comisión Vigilante.
Hay quienes ya
sus vestiduras rasgan,
horrorizados anuncian
la injusticia e impertinencia
de tal idea puesta en vigencia.
Hay otros que felices,
aplauden la iniciativa aquella,
hay que darse prisa dicen,
no se cosa que nos falle la memoria.
Y es eso, la Comisión recupera
para todos y de manera seria
la memoria histórica del terror,
detalles, actores y víctimas del horror.
No creo solamente
que la Comisión trabaje
en un régimen constituyente
sino en el tiempo sin suerte,
que sirvió de testigo
para la muerte.
Una Comisión de verdad,
cuenta con el auxilio de la gente,
que no se llegue a colar,
los de siempre: los impertinentes.
Una memoria histórica recuperada
permite al país dar vuelta a la página,
no solamente quedarnos en acusar,
lo importante es reconciliarnos
y volver a caminar.
De odios no se vive,
de odios solo se vive para morir,
de verdades se vive,
de verdades se vive para servir.
Ojalá la Comisión de la Verdad
sea eso: verdad para todos.
y como las verdades duelen,
habrá que estar listos
a vivirlas, a asumirlas,
a perdonarlas
y sobre todo: aprender de ellas.
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