viernes, 15 de agosto de 2025

Cadena de humanidad

Una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil

Thomas Reid


Una madre,

con su hija enferma,

recorre horas en un bote,

en una lejana población

de un país sin timón,

buscando atención médica.

Lo único que logra,

es un diagnóstico

de la salud de su país:

no hay médico, no hay medicina.


Un hijo,

busca desesperado

que el tratamiento de su padre,

no se detenga, no se acabe,

porque ese Estado,

tiene plata para otras cosas,

menos para la salud de sus ciudadanos.


Una familia,

viaja todas las semanas

desde su pequeña ciudad,

a la gran ciudad cercana,

que cuenta con un mediocre

servicio de salud,

que, a cuenta gotas,

brinda salud, como si fuera un desecho

y no un derecho.


Un Estado, 

un gobierno,

una sociedad,

que olvida el dolor

de los más débiles,

de los más necesitados,

podría decirse

que es una sociedad

que ha perdido lo humano,

o que está próximo a perderlo.


Y así, como con la salud,

pasa con servicios tan básicos

como la educación, la justicia,

la alimentación, el trabajo,

y con una condición de dignidad

que casi se ha olvidado.


Somos tan fuertes,

como lo son,

o como lo deberían ser

los más necesitados:

niños, jóvenes, ancianos,

sanos, enfermos,

desocupados, sometidos,

desanimados, olvidados.


Ojalá,

jamás sintamos 

en carne propia

el dolor de la impotencia

el dolor de la pérdida,

el dolor del corazón,

la punzada de la angustia,

cuando los que amamos,

no pueden ser atendidos,

no pueden ser salvados,

porque el estado, el gobierno

y la sociedad, se olvidó de ellos.


Necesitamos una cadena,

pero de humanidad.

Hemos olvidado,

que hace poco,

los seres humanos

creamos mecanismos macabros

para acabar unos a otros

y que seguimos construyendo

narrativas y armas para justificar

lo injustificable

y seguir dejando de lado 

a los más débiles y necesitados,

que no necesitan solamente ayuda,

si no también sostén y esperanza.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Roberto: Sensible descripción de lo que es el dolor y la impotencia ante una sociedad deshumanizada , carente de sentir el sufrimiento de un padre o madre jefe de familia que mira con desesperanza el presente y futuro de sus hijos; la indolencia de un Estado insensible y poco ético cristiano, no nos enajenemos ,sigamos siempre críticos y altivos.