jueves, 14 de julio de 2016

Unidad... en la diversidad

La unidad es la variedad, y la variedad en la unidad
es la ley suprema del universo
Isaac Newton

En pocos meses,
tendremos de nuevo
un período de campaña electoral,
un período de elecciones,
un escoger de nuevo
a quien se entrega el poder,
a quien se delega como mandatario
del llamado “poder del pueblo”.

El propio gobierno,
alista su estrategia,
prepara sus candidatos,
afina su discurso…

Los partidos y los políticos,
que buscan estar en el poder,
intentan construir una propuesta de unidad,
una propuesta conjunta
que haga frente
a la propuesta oficial.

No es fácil,
nada fácil,
construir una propuesta de unidad,
sino pensamos como nos decía
la Madre Teresa de Calcuta:
Yo hago lo que usted no puede y
usted hace lo que yo no puedo.
Juntos podemos hacer grandes cosas.

Juntos, implica unir diferencias
y trabajar bajo un principio de tolerancia.
Juntos, implica renunciamientos personales
y renunciamientos de clase,
implica trabajar por grandes objetivos comunes,
porque las cosas necesarias
porque el futuro de la patria
requiere la unidad,
no existe otra forma de construir
un futuro de paz,
un futuro incluyente,
un futuro suficiente,
que alcance todos,
que incluya a todos.

El principio es entonces
que trabajen contigo,
y no para ti,
porque la esencia de la unidad
es el trabajo colectivo,
es entender lo que el otro necesita
-y viceversa-.
El problema de la unidad en la política,
es que una vez que se ha obtenido el triunfo
y se ha bebido del vaso del poder,
aquel interés común,
aquellos sueños,
aquellas promesas,
aquellos ofrecimientos por el voto,
se diluyen en una serie de discursos
que olvidan la verdadera razón
del por qué se habló en algún momento de unidad,
del por qué se habló de trabajar juntos.

Hoy la política,
no demanda de la derecha o la izquierda,
demanda una unidad en la diversidad,
cuya impronta sea la honestidad,
cuyo norte sea el bien común,
cuyo lema sea el respeto y promoción
de los derechos humanos sin distinción,
cuya agenda sea
aquella que incluya a todos por igual.

Hoy la política,
hoy la democracia,
no admite ni debe admitir
la existencia de dioses de barro,
de caudillos sostenidos
por aparatajes maquiavélicos
que buscan hacernos creer
que las soluciones no nacen
en las mentes y corazones
de mujeres y hombres,
sino en la estrategia especial
de un solo ser humano
que a diferencia de nosotros
no se equivoca, no falla,
es casi un dios…
no, es un dios.

Unidad en la diversidad,
el que esté dispuesto a renunciar
a su interés personal,

que firme la carta inicial.

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