Hay penas,
que permanecen dormidas,
y que de pronto despiertan,
como terribles enemigas,
clavando puñales al corazón,
intentando terminar con la razón.
Hay penas,
ocultas en el corazón,
que te hacen creer,
que han muerto,
para nunca más volverán…
y cuando menos lo esperas,
aparecen esas penas,
y te mueven el piso de la vida,
la esperanza y la alegría.
Hay penas,
eternas penas,
que están ahí,
esperando por ti,
para hacerte sufrir.
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