miércoles, 8 de septiembre de 2010

El dolor del dolor

El dolor es lo único que nos hace saber que aun estamos vivos

En los tiempos de salud,
poco se piensa en el dolor,
o en el sufrimiento
que deja en ti… la enfermedad.

Mientras estás sano,
mientras tu familia,
tus seres queridos,
la gente a la que amas,
tiene salud y está sana,
el dolor de la enfermedad,
el dolor del dolor es ajeno.

Pero cuando la enfermedad llega,
y en muchos casos,
para quedarse por siempre,
la vida cambia,
o quizá cambia
el concepto que tenías de ella,
y lo que hasta el momento hacías.

Cuando la enfermedad te llega,
la reflexión de tu mente se apodera,
¿por qué a mí?,
¿qué he hecho yo para merecer esto?,
y otras preguntas por el estilo.

Cuando la enfermedad llega,
a la persona que amas,
a la que te dio la vida,
a la que la vida diste,
a la que ilumina tus días,
a tu ángel terrenal de la guarda,
al amigo de toda la vida,
al vecino… en fin,
al ser querido,
el dolor del dolor,
te llega directamente al alma,
pues sientes y piensas,
tantas cosas dolorosas,
estás como perdido,
sientes que el aire te falta,
quisieras morir de inmediato,
dejarlo todo de lado,
ocultarte, negar el hecho,
pues el dolor de dolor,
te ahoga el corazón,
y desubica tu razón.

Pero…
entiendes de a poco,
-muy despacio quizá-
que si tu eres el enfermo,
o lo son otros…
no puedes dejarlo todo,
bajar los brazos,
pasar de largo.
Entiendes que hay que vivir
con mayor entrega e intensidad,
que no debes abandonarte ni abandonar,
y con mayor fuerza luchar,
por días mejores,
por un futuro que dure,
más allá de la vida.
Entiendes,
que debes seguir,
apoyarte y servir de apoyo,
porque la vida se vive por días,
y ese reto implica
que no hay tiempo para desperdiciar,
no hay momento para dejar de amar,
no hay razón para dejar de ayudar,
no hay justificación para dejar de luchar.

Lo que no entiendes,
es a unos cuantos,
a quienes confías
la salud y tus días,
esos cuantos que estudiaron
cómo tratar y cómo curar,
pero que olvidaron
que somos humanos,
que somos personas,
que antes que una medicina
necesitamos consideración y estima,
que antes que exámenes y remedios,
necesitamos que entiendan nuestros sufrimientos,
que antes que discursos complejos,
necesitamos que entiendan que estamos perplejos,
que antes que una mercancía,
somos personas que sufren en la vida.

Esos cuantos,
-no son todos por supuesto-
quienes han hecho del dolor
y de la enfermedad humana
una especie de negocio,
hay aún, y espero que sigan habiendo,
aquellos médicos que no sólo son del cuerpo,
sino y sobre todo son del alma.
Que hay personal de la salud,
que no solo te ve como un número
una estadística, un cliente, un consumidor,
ven primero tus ojos y tu dolor
y te animan, en silencio, a seguir caminando.

El dolor del dolor,
sería más llevadero,
si quienes prometieron,
combatirlo en todo momento,
entiendan que quienes sufren,
son tan humanos como los que ellos aman.

No hay comentarios: