No había reparado
en lo profundo de tu mirada
sino hasta hoy
que miro de cerca tu cara.
Un eterno horizonte,
bañado de frescas aguas,
un pasar de monte en monte,
un salto al vacío sin miedo,
un refugio que atrae,
un calor que no quema,
mas bien que cobija y protege.
No había reparado
en lo profundo de tu mirada
ni que tu sola presencia
despierte en mí tanta calma.
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