jueves, 28 de abril de 2016

La sociedad civil



 “El fundamento único de la sociedad civil es la moral”
Maximilien Robespierre

Son las crisis y las desgracias,
las que marcan la historia de los pueblos,
la historia de sus sociedades,
la forma en la que se unen y se dividen.

Hay sociedades altamente divididas,
que han sucumbido al poder.
Sociedades ciegas que siguen la voz
y el canto de sirenas
de un dios de barro.
Sociedades ciegas,
que se enfrentan entre ellas,
que mientras pelean,
el poder se lleva el dinero
a manos llenas.
Sociedades ciegas,
que defienden estatus temporales,
empleos pasajeros,
beneficios efímeros.
Sociedades ciegas,
sociedades divididas
que enfrentadas todos los días
olvidan los principios de la convivencia pacífica.

Estas sociedades viven en crisis,
y esa crisis es producto de la estrategia del poder,
que se nutre, que vive de la ignorancia y el temor,
del caos y la desinformación.

La sociedad civil,
no puede evitar,
no puede olvidar
que si no defiende
los altos principios de la ética y la moral,
que si no educa y promueve las buenas costumbres,
no podrá responder al desafío del poder.

La sociedad civil,
debe entender
que debe vivir y defender
la diversidad de sus personas,
de sus pensamientos, de sus ideas,
incluso que debe vivir en la diferencia
porque eso no está mal,
lo que está mal es la violencia,
la manipulación
la manifiesta decisión de dividir
para que pueda reinar un poder sin límites.

En estos momentos de dolor,
la verdadera sociedad civil,
deja de lado cualquier color,
cualquier elemento de división,
y suma todo lo que signifique servir al prójimo.
Esa es la esencia,
esa es su esencia,
actuar en función del bien común,
sin que esa actuación busque
un beneficio particular.
se trabaja,
se sirve, se ayuda
por el simple hecho
de que esa acción
es en si una personal realización.

Quien gobierna,
quien dirige una sociedad,
quien tiene esa responsabilidad,
tiene la obligación de trabajar,
de cuidar el presente y el futuro.
Debe ser ejemplo de ahorro,
de diálogo, de concertación,
de ejemplo.

Los líderes son eso,
ejemplo de lo bueno,
caso contrario su fuerza
ya no es la moral,
sino la ley y la fuerza sin piedad.

La sociedad civil,
es el reducto de lo que debemos
y de lo que queremos ser,
no podemos esperar
que otros lo hagan,
o que otros hagan
lo que les de la gana.

La sociedad junta
y no disgregada,
diversa y compleja,
no puede cegarse
no puede vivir de leyendas baratas.
Debe abrir los ojos,
debe trabajar y exigir trabajo,
debe pensar y exigir respeto al pensamiento,
debe soñar y exigir apoyo a los sueños de todos,
debe ser la protagonista
y no un mero espectador
del una comedia cruel
donde el dios de barro decide
quien es quien.

jueves, 21 de abril de 2016

Potencia solidaria

Las grandes oportunidades para ayudar a los demás rara vez vienen,
pero las pequeñas nos rodean todos los días
Sally Koch

“Si no podemos ser
una potencia militar y económica,
podemos ser, en cambio,
una potencia cultural
nutrida de nuestras más ricas tradiciones".
Decía hace varios años
el maestro Benjamín Carrión.

Me encanta esa invitación y esa idea,
un reto encomiable,
un reto diario e interminable,
porque la cultura se construye y se nutre
con los días de la historia.

En estos días dolorosos,
tomando la invitación de Benjamín Carrión,
diría, parafraseando a un querido amigo,
que somos y debemos seguir siendo
una potencia solidaria,
que lo demuestra en pequeños
y grandes actos del día a día,
tratando de calmar la pena y el sufrimiento
de los hermanos que sufren la tragedia
de haber perdido lo que tenían,
de creer haber perdido lo que tendrían.

En cuanto la magnitud del terremoto
se conoció entre todos,
una cadena de unión
empezó a forjarse en el Ecuador.
Sin pensarlo dos veces,
las preguntas de qué hacer
y cómo hacerlo copaban las mentes
de hombres y mujeres
que querían hacer algo
para ayudar a sus hermanos.

Y no han parado,
no se han detenido.
Las mente y corazones
viven dos vidas en un mismo tiempo:
la propia y la de las víctimas.

Pasan los días,
y la magnitud de la tragedia
no tienen límites,
se necesitarán muchos años,
mucho dinero,
mucho esfuerzo,
mucha esperanza
y mucha inteligencia
para reconstruir y reparar
los daños físicos.

Se necesitará de mucho amor
para ayudar a los hermanos
a superar el trauma y el dolor.

Una potencia solidaria despertó,
y no podrá dormir nuevamente,
porque hoy es por ti,
y mañana por otros
que viven desgracias complejas.
Porque aún hay pobreza e ignorancia,
porque la tierra necesita producir
porque hay que crear empleos
porque hay que sembrar esperanza.

Esa potencia solidaria,
necesita un gobierno responsable
y con sentido común.
Que apoye las iniciativas,
que siembre la concordia,
que de ejemplo de ahorro,
de prudencia, de respeto,
que sepa enseñar a trabajar en equipo.

Esa potencia solidaria,
necesita condiciones adecuadas
para construir el futuro,
para levantarse y caminar erguida
aprendiendo del dolor y de la vida.

Ojalá que sus gobernantes,
en cualquier momento de la historia
sepan verla como es:
inquieta, profunda, compleja y diversa.
Sepan apoyarla,
sepan promoverla
y aprendan a convivir con ella.

Una potencia solidaria que finalmente espera,
que sus esfuerzos lleguen a buen puerto,
que todo lo que ha entregado y entregará,
no se quede en el camino, ni en ningún bolsillo,
que llegue a las manos, a las bocas y a los corazones

de sus compatriotas dolidos.

jueves, 14 de abril de 2016

El ejemplo: la mejor o peor educación

"No le saludan... ¿y quién le ha de saludar, si el que infunde no es terror sino desprecio? Dadme un presidente adornado de virtudes cívicas y privadas, y veréis sino le saludan sus adversarios mismos".
"Ahora mirad por ese lado: allí vienen dos hombres; el uno es el presidente de la República, el otro, su ministro. Ni lanzas, ni bayonetas, ni espadas desenvianadas en torno suyo: las virtudes son su fuerza, el amor de sus conciudadanos su seguridad".
Juan Montalvo


Esta semana,
el calendario recordaba
el natalicio de un insigne ser humano:
el pensador, maestro y literato Juan Montalvo.
La historia recuerda
ese día como el nacimiento de este maestro
y como el día del maestro ecuatoriano.

Tradicionalmente,
este día se celebraba
la labor docente de mujeres y hombres
que día a día,
entregaban su conocimientos a sus educandos.

Hoy, la celebración se extiende,
creo yo,
al ejercicio de la maestría
desde diversos espacios de la vida.
Porque no solamente en el aula se enseña,
no solamente en  la escuela se aprende,
se aprende siempre,
en cada momento de la vida,
lo importante es estar atento
para aprender,
para aprender toda la vida.

El más poderosos de los maestros,
es el ejemplo.
Silencioso maestro,
que enseña sin que caigamos en cuenta.
Se aprende a saludar saludando,
se aprende a respetar, respetando,
se aprende a estudiar, estudiando,
y así con las cosas de la vida.
Ello se refuerza cuando observamos a un "maestro"
que sin llevar esa etiqueta o ese título,
nos enseña con su ejemplo a saludar,
respetar, estudiar y aprender.
Con su ejemplo nos lleva a buscar y encontrar,
aquella inspiración interna
que nos permite construir nuestro proyecto de vida.
El buen ejemplo,
es sinónimo de buena educación,
de educación humana,
de educación sensible,
de educación para la vida.

La otra cara de la moneda,
la que combatió siempre
el maestro Montalvo,
fue la mala educación,
producto del mal ejemplo,
de aquellos que están en el poder,
y hacen lo que les da la gana,
que enseñan que el poder no es servicio público,
que es una oportunidad de abusar
de legislar sin pensar,
de gastar sin ahorrar,
de desunir, de desmantelar,
de dividir, de sembrar el miedo,
la ignorancia y el terror,
en la sociedad y sus organizaciones.

El mal ejemplo,
producto del absolutismo,
de la concentración absoluta de poderes,
construye un ideal negativo de liderazgo,
construye una fábula con dioses de barro,
que jamás admiten equivocación alguna,
que jamás aceptan que han errado,
que jamás permitirán ideas del contrario,
que defenderán hasta la muerte
su estatus de deidad terrenal,
que hace todo, sin pensar en todos.

El buen ejemplo,
maestro supremo,
el mal ejemplo,
maestro diabólico,
cubierto con piel de borrego.

Son nuestros ojos,
los que bien abiertos,
deberán decidir,
con cuál maestro debemos convivir

jueves, 7 de abril de 2016

Ante la crisis de expectativas: el cambio personal

Cuando no somos capaces ya de cambiar una situación,
nos enfrentamos al reto de cambiar nosotros mismos.
Viktor Frankl

No existe forma de que los líderes
de la política local,
trabajen juntos por la ciudad.

Cada cual maneja su agenda
y sus intereses de manera personal.
Parece que al elegirlos,
olvidaron al electorado,
olvidaron la promesa de servicio ciudadano,
olvidaron que trabajar por la ciudad
significa renunciar a posiciones,
trabajar en espíritu de cuerpo,
buscar fondos para la ciudad,
embellecerla,
promover su historia, atractivos y memoria.

No hay día,
no hay hora,
en la que no escuche las acusaciones de unos,
las amenazas de otros,
las denuncias y las peleas.
No hemos podido construir
una agenda de desarrollo local.

En lugar de pensar en promocionar,
las producciones artísticas e intelectuales,
de crear quizá los museos del café,
de la quinina, y de que hayan espacios para formar
la cultura de nuestra ciudad,
nos empeñamos en seguir
con caducas prácticas de promoción local.

Todo esto lleva,
a que exista una crisis de expectativas.
Ya no se espera nada,
se asume que la pelea continua,
que la agenda personal,
se impondrá siempre
a la agenda social.

Esa crisis de expectativas,
genera una crisis de opciones
de líderes que rescaten la figura del diálogo,
de la construcción de consensos,
de un horizonte común y permanente
que no necesite de banderas, ni de partidos políticos,
sino de líderes comprometidos
con el desarrollo local.

Esa crisis de expectativas,
se debe combatir desde nuestro interior,
¿cuál es nuestro rol como ciudadanos?
¿somos seres pasivos y meros espectadores?
¿pasamos del diagnóstico de la realidad,
a las propuestas para cambiar y mejorar?,
¿somos capaces de renunciar
al beneficio personal,
y trabajar por el beneficio social?.

Es probable,
que en los tiempos que corren,
criticar al poder  en el poder
sea como suicidarse,
sea como darle patente de corso al poder
para que te acose,
para que te amenace,
para que te enjuicie.
Es probable,
pero más grave
es el juicio de la historia
que dirá que cerramos la boca
y nos quedamos sentados
mientras se destruía el futuro
de nuestros ciudadanos.

Ante la crisis de expectativas:
el cambio y la reflexión personal.
Las cosas cambian,
porque nosotros hacemos algo para que eso pase,
no nos quedemos sentados,
no nos quedemos callados,
basta ya de diagnósticos

es hora de exigir y exigirnos trabajo.