jueves, 26 de julio de 2007

Delirios


A los pueblos de Colombia
Colombianos:
Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiábais de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono.
Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales.
¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.
Hacienda de San Pedro, en Santa Marta, a 10 de diciembre de 1830. 20º.
Simón Bolívar

Apreciado Libertador,
leo tu carta y me preocupa,
la sentencia final sobre tu muerte,
siento la intranquilidad de tu sepulcro,
te mereces una mejor suerte.

El calendario trajo,
en la semana que recurre,
a la memoria de todos,
tu recuerdo que aún vive,
pero que se disfraza, a veces,
o casi siempre,
de una falso discurso
en tu memoria.
Olvidan tus finales palabras,
tu exilio doloroso y funesto,
tu decepción por la división de la Patria,
por el triunfo de la desidia,
por el desgobierno de la ignorancia,
por la desunión, la corrupción y la mentira.


Olvidamos a veces Libertador,
que tus llamados tuvieron,
oídos sordos de muchos,
que tu recuerdo gira solo,
en torno a la lucha armada,
a las guerras ganadas,
a los momentos con la mujer amada.

Olvidamos a veces Libertador,
que tus deseos de un solo país,
se ahogaron en mares profundos,
de envidias, maldades y odios,
de quienes cercanos a ti estuvieron,
de quienes tu confianza recibieron.

Pesares me causa
que tu memoria de vida
descanse intranquila,
pues los pueblos, tus pueblos,
aún son víctimas de la tiranía.

Delirios siento Libertador,
al ver tu foto colgada en paredes,
y no tu mensaje de libertad y paz,
en el corazón y nuestra memoria fugaz.

Delirios siento Libertador,
al ver tu imagen utilizada
como icono de campaña mal trazada,
y en la boca de aquellos
que solo el poder buscan,
para continuar con la oscura estirpe
que han dominado siempre
a los de esta tierra triste.

Fuiste hombre Libertador,
y como tal te equivocaste,
y a la vez tu pensamiento y amor,
a la libertad de la patria,
a la unión de los pueblos,
al progreso conjunto,
al desarrollo del pensamiento,
generó en el enemigo oculto,
el temor por que aquello,
sacaría la venda,
que nuestros ojos impide,
ver la luz de la libertad,
cobijarnos con el manto de la igualdad,
y entender la profundidad de la fraternidad.

Pesares me causa
que tu memoria de vida
descanse intranquila,
y pesares también,
que la nuestra, nuestra memoria,
si haber pasado a la historia,
intranquila se encuentre,
pues el estado actual de la vida,
nos muestra a un enemigo tenaz,
oculto en el discurso florido,
en la promesa electoral,
en la foto en los diarios,
en la entrevista fugaz de la radio.

Delirios siento Libertador,
y espero que pasen pronto,
no en justo que luego del trabajo agotador,
tu espíritu y tu memoria,
aún floten en un ambiente de estupor.

jueves, 19 de julio de 2007

Un Angel se ha ido


Hace pocos días,
el Señor llamó a su seno,
a un hombre de iniciativas plenas,
alguien que entendió el servicio al prójimo,
a la humanidad entera,
dedicándose a ella,
de cuerpo entero.

La religión no fue su fin,
tampoco lo fueron para nada,
las representaciones vanas,
los cargos, la posición social mundana.
Vivió para servir,
siendo la Iglesia su medio de contribuir,
a la verdad, a la educación y la paz.

Parecería ser que en personas como él,
el Padre Celeste dibuja en el corazón,
las alas de un ángel,
la ingenuidad de un niño,
la tenacidad de un educador,
la sapiencia de un buen padre,
la delicadeza de la madre tierna,
y la debilidad del hombre en la tierra.

No es momento de decir ¡cuan bueno era!,
solo porque su cuerpo,
a la tierra a vuelto,¡ no!
Es necesario reconocer
en este hombre de carne y hueso,
que en su paso por la vida terrenal,
dejó de lado su beneficio personal
y se entregó por quienes él,
reconocía sus hermanos también.

Que de los hombres nos quede siempre
en la mente y en el recuerdo de la vida,
las cosas buenas, el momento alegre,
que sirva de bálsamo para la alegría,
y mirar que no solo ese hombre,
se olvida del prójimo,
cuando protegerlo debe.

Y así fue Mons. Angel Rogelio Loaiza,
educador, sacerdote, ciudadano e intelectual,
construyó con la ayuda de muchos
un legado de bien con amor fraternal.
Y, aunque todo lo visible es material,
dentro de las aulas hay maestros que tallaron,
y hoy tallan día a día,
los corazones y mentes de niños y jóvenes,
que serán mañana, que lo son hoy,
semilla sana, semilla fresca,
de aquel anhelado mañana,
del futuro del iguales,
de la Patria incluyente,
de vernos todos a la cara,
de ser buena gente.

Lo conocí poco como persona,
lo conozco más por sus obras,
para nada apoteósicas o rebuscadas,
fue quien dijo ser,
hizo lo dijo hacer.

Quedarán para algunos recuerdos
poco claros, incluso un mal momento,
o quizá acaso, un mal sentimiento,
“quien esté libre de pecado,
la primera piedra arroje”,
¿que hombre o mujer en el mundo
un error no ha cometido?
Lo malo sería que en su corazón,
así lo haya querido.

Se ha ido un Ángel,
no solo de nombre,
sino de sobrenombre.
Asumo que estará gozando
de ver a Dios, a su Dios pleno,
quien acaso le habrá recordado,
que los constructores de paz,
son los que de Dios gozan su faz.

Queda la pena de la ausencia,
queda la alegría de la presencia,
queda el ejemplo de vida,
queda el testigo por tomar,
y continuar una senda tal,
que no olvide al niño
y al joven de educar.

Lo dijo el poeta y lo repito ahora,
es quizá mi sueño de epitafio,
mi sueño de dulce final:
“vida nada te debo,
vida… estamos en paz”.

viernes, 13 de julio de 2007

Cuando la Ley no tiene la razon


Escucho las voces de los candidatos,
que atacan, critican las normas presentes,
le echan la culpa a la Constitución,
nos dicen que allí encontramos,
los males, la penas de nuestra nación.

Apuestan todos a un nuevo texto,
que traiga consigo trabajo y empleo,
que produzca de inmediato si mas consideración,
el trabajo digno, la salud y la educación.

Nos hablan, nos dicen que los cambios urgen,
cambiar el país piensan, es cambiar los nombres,
dejar las provincias, adoptar las regiones,
cambiar el país piensan, es cambiar el nombre,
que se vaya el Congreso, que vengan los senadores.
Cambiar al país piensan, es disponer por ley,
que se acabe el hambre de una buena vez.

Los veo a todos, y a todas hablar del mal,
los veo y los leo, abanderados del bien,
muchos pertenecientes a la vieja política,
otros de la mano de movimientos nuevos,
de la mano de viejos políticos nuevos.

Veo a muchos que en pasadas lides,
en pasados gobiernos, desgobernaron a todos,
que fueron parte de la trinca y la troncha,
que desfilaron por calles, por corredores y alfombras,
que saludaron con la mano y sonrisas falsas,
y que ahora se arrogan la representación del Pueblo.

Los miro intentando sembrar, a como de lugar,
la semilla del futuro y la oportunidad.
Me queda una duda, y soy sincero si digo,
que aquel germen de venta en la campaña actual,
que aquella ilusión que pregonan por una patria sin igual,
sea un espejismo horroroso, una especie de mal,
peor que nuestra actual suerte,
que nuestra propia desgracia nacional.


No son todos por supuesto,
de los que dudo, a los que no creo,
hay gente honesta y de corazón puro.
Me preocupa que sean pocos,
y ojala que me equivoque,
que sean muchos y los corazones puros,
que a la Asamblea vayan juntos,
por el futuro de todos.

A ellos les pido de favor,
que no se crean esa frase absurda,
de que la Ley cambiará al Ecuador,
las leyes no gobiernan las costumbres,
ni los pensamientos y valores,
no generan hermandad, pero aún,
compromiso, entrega y dignidad.

De por sí sola, la ley no basta,
es un instrumento de cambio social,
que funciona solamente si desbasta,
de la mano del buen gobierno nacional,
las lacras sociales que el Ecuador arrastra.

La ley de por sí no educa,
no da trabajo, no da comida.
No centremos todo el esfuerzo,
el dinero y la salud,
en un texto constitucional,
que como los otros,
ha sido usado para beneficio personal.

Sembrar valores, educar con el ejemplo,
servir al prójimo, respetar lo ajeno,
obligarse al servicio público,
despojarse de lo que sobra,
respetar a nuestra madre tierra,
no solo hablar, actuar en bien común,
todo ello, mas la Constitución,
hará de nosotros un mejor Ecuador.

La Constitución es un medio
para alcanzar el bienestar,
algunos creen que es un fin,
una meta a alcanzar,
si esa es su motivación,
tiraremos al agua esta oportunidad
de trazar las líneas del futuro común.

viernes, 6 de julio de 2007

Los rostros de la violencia


No, no se trata de caras,
no se trata de ojos,
ni de labios azules o rojos,
ni tan siquiera de aquellas cejas.
No son los rostros humanos
de los que hablo ahora,
son rostros sin rostro,
son caras sin cara,
desfigurados todos,
escondidos, apertrechados,
presentes siempre,
actuantes activos
de la maldita violencia.

Caminan tranquilos,
ocultos tras un bosque
de estructuras caducas,
de culturas impunes.
Son rostros cual caretas,
cual caretas sin pintar todavía,
que aprovechan a la luz del día,
el poder que tienen,
el poder que tras ellos,
maneja los hilos,
de su violento actuar.

Pero… ¿cómo son?,
¿cómo saber qué hacen?,
¿cómo actúan?,
¿cómo identificarlos?
o, al menos, esquivarlos
o quizá, enfrentarlos de una vez
que caiga el antifaz
y hagamos frente
a la violencia sin par.

Algunos han sido vistos
tras discursos opulentos
virulentos y dañinos,
atacando a todo
el que en contrario piensa,
minimizando a quien
su idea presenta,
ridiculizando al que
por ignorancia comenta
que habrían otras formas
de enfrentar los problemas.

Otros rostros se ocultan
tras las promesas vanas,
del discurso que busca
curar por fuera
nuestras sociales lacras.
Rostros que intentan
amainar el hambre,
con migajas de un pan
que a la larga cuesta el doble,
pues no enseñamos a pescar,
regalamos el pescado,
y más aún lo cortamos
y en la boca damos
de comer.

Rostros ocultos,
en el ejercicio del poder electoral,
mal llamado democrático,
mal llamado nacional,
que a nombre del pueblo,
que en nombre del pueblo,
su propias arcas llenan,
sus propias bocas embuten,
repitiendo siempre,
que es por el pueblo,
que es por la patria,
que trabajan siempre
construyendo la mejor ley.
Que trabajan sin horario,
ni fecha en el calendario,
por cuidar por nosotros,
los bienes de nuestro erario.

Rostros que se llevaron la plata,
del asfalto, del contrabando del gas,
de la educación, salud y demás servicios
que nos pertenecen a todos.

Esos son los rostros ocultos
de la violencia estructural,
ojala los dejemos fuera
en la próxima lid electoral

jueves, 5 de julio de 2007

El Podocarpus solo...


a su suerte dejado por lo que
en este país se ha llamado
a un ente penitente:
Ministerio del Ambiente.

La sociedad civil aporta
lo que tiene, lo que puede.
Organizaciones y comunidades
trabajan en convivencia plena,
con la naturaleza entera.

Hoy al Podocarpus fui,
y lo sentí solo,
un tanto desamparado,
caminando suelto,
y unos ojos mirando.

Ojos que ven en el,
el oro enterrado,
las endémicas especies,
la madera de contrabando.

Un hombre, dos, tres, cuatro,
cinco o diez, de nada valen,
en funciones de protectores,
si un Ministerio Penitente
le da la espalda,
al verdadero pulmón de nuestra gente.

Todo lo que hagamos,
que sea pronto,
que sea colegiado,
no dejemos que el burócrata,
lento, inculto y dictócrata,
deje que el delincuente,
acabe con el medio ambiente.

lunes, 2 de julio de 2007

Asesinos disfrazados de guerrilleros


Reporta la prensa internacional
una macabra noticia sin igual,
los autollamados guerrilleros de las FARC,
han dado muerte los emisarios del mal,
a diez diputados secuestrados años atrás.

Y es que no solo basta la libertad quitar,
extrañar la persona, padre o madre,
de su entorno familiar.
No solo basta autodenominarse guerrillero,
que busca, y nadie cree, un nuevo orden social,
cuando en realidad solo le interesa el dinero.
No solo basta amedrentar al campesino,
asesinar al pobre, robar al afligido,
hay que apropiarse de su tierra y de su destino.

Impávidos vemos de lejos,
como estos desgraciados asesinos,
llevan a buena parte de los pueblos,
rurales y citadinos colombianos,
a un estado de terror y miedo,
que provoca una inmenso desenfreno,
de movilizaciones y desplazamientos,
cuyo destino obligado,
es el norte del Ecuador: el Putumayo.

Absortos leemos las acusaciones
al gobierno colombiano,
altos dignatarios y funcionarios de elecciones,
han financiado la creación de bandas paramilitares.
El gobierno de los colombianos,
a pretexto del terror y la violencia,
generada por asesinos guerrilleros,
ha creído que puede comprar conciencias,
creando un ejército de asesinos guerrilleros,
que ciegan vidas, que matan a gente honesta.

Llegan desesperados, hambrientos,
mal comidos y decepcionados,
mujeres y hombres, niños y ancianos,
hoy llamados desplazados.
Y como país no supimos,
aún hoy no sabemos,
como enfrentar este hecho,
como extender una mano.

Abrir las puertas,
de corazones y casas,
a los hermanos desplazados
no quiera el destino incierto,
convertirnos en lo mismo,
en algún futuro no deseado.

Y recordar que la guerra empezó,
reclamando un sueño ciudadano,
la libertad de los pueblos,
la igualdad de los hermanos.

El camino al infierno se encuentra,
de buenas intensiones empedrado,
no es lo que me digas lo que sirve,
es lo que hagas lo que siembra,
el futuro de todos: bueno o malo.

Por ello rechazo de plano,
la figura del guerrillero romántico.
La muerte solo trae muerte,
la vida no nos pertenece para nada.

Mirando el lloroso espejo,
del conflicto colombiano,
con más ahínco debemos,
buscar la paz,
construir la paz,
educar para la paz.

Miremos ejemplos de manos,
que no sólo para orar nacieron,
no empuñaron armas,
de sangre jamás se mancharon,
mujeres y hombres que llevaron,
a la libertad de los ciudadanos,
su bandera de lucha: la noviolencia,
su fin último el bien ciudadano,
sus nombres conocidos por todos:
Mahatma Gandhi y la Madre Teresa.


Bienaventurados los constructores de paz,
por que ellos verán al Señor.